No quiero
grandezas, no espero mucho y tampoco espero nada, no soy tan buena persona, ni
tampoco tan mala, soy una persona única. Con el tiempo se aprende que sólo
queriéndonos a nosotros mismos podemos llegar a ser vistos como perfectos a los
ojos de cualquier persona.
A lo largo de la vida se pasa por muchas etapas, y
por cada una de ellas caí y aprendí; sea cual sea el papel que debo desempeñar,
siempre lo haré con la mejor voluntad y amor que nace desde mi interior. Hay
que estar felices de quienes somos, no necesitamos compararnos con nadie, no
estoy en esta vida para vivir amargadamente por no tener lo que otros tienen;
soy feliz como soy, no tengo que enfermar de agobio por ser mejor, porque así
tal como soy me gusto, para mí soy perfecta, debemos tener una mente así, tener
mente ganadora.
Todo lo que necesito es amarme hoy más que ayer y
tratarme como a un ser profundamente amado. Al quererme a mí misma, floreceré
con una belleza que apenas puedo comenzar a vislumbrar, soy y seré mi mejor
amiga.
Tú también puedes amarte tal como eres.
El amor es el alimento que necesitamos los seres
humanos para realizar nuestra grandeza.
Cuando aprendemos a amarnos más a nosotros mismos,
aprendemos también a amar más a todo el mundo.